sábado, 8 de noviembre de 2008

DOCUMENTO HISTÓRICO: “Atrincherados en un viejo local alumnos piden un edificio nuevo”

Con este titular, fotos en la portada y detalles completos en la página 6, el enviado especial del Diario La Patria, cuenta lo que fue la toma del Liceo de Cañete en Mayo de 1966, donde se exigía acelerar la construcción del hospital cuya construcción iniciada en 1961 estaba detenida, para que se iniciara posteriormente la construcción del actual edificio del hoy llamado Liceo José de la Cruz Miranda, en los terrenos del antiguo Hospital San Esteban, cuyo terreno ya se había asignado.

Aquí transcribimos la noticia tal como se publicó:

Atrincherados en un viejo local alumnos piden un edificio nuevo

La Patria, Concepción, martes 10 de mayo de 1966

Por Pedro Poblete P. (enviado especial)

CAÑETE: La población de Cañete parece vivir otro de esos días nerviosos en que los mapuches ocupan un predio que antaño fue suyo, poniendo inquietud en todos los espíritus. Ahora es un grupo de muchachos los que han decidido adoptar los métodos propios de Arauco, de ocupar algo para protestar por lo que consideran injusto o por la indiferencia de los organismos competentes para atender una necesidad social.

A dos cuadras de la Plaza de Armas cañetina se levanta en una de las esquinas, un viejo edificio de madera. Grandes letreros que lo declaran insalubre están pegados en las puertas. Sus ventanas están tapiadas con papeles y bancos de estudio. Adentro están 80 alumnos, de diferentes edades, pertenecientes al Liceo.

Pidieron en todos los tonos un edificio decente para poder estudiar en forma normal. Sus peticiones no fueron escuchadas. El único camino fue entonces, la ocupación pacífica y ordenada de todas las dependencias del Liceo.

La primera tímida reacción de los padres y apoderados, cuando se enteraron de las intenciones, primero y de la ocupación, fue desautorizar el movimiento. Una vez conocido el correcto procedimiento de los muchachos después, asumieron la plena responsabilidad por la ocupación como lo manifestaron al gobernador, Juan Vergara. La solidaridad hacia la iniciativa estudiantil abarca todas las esferas del pueblo. Clubes deportivos, Rotary Club, el Club de Leones, La Cámara de Comercio Minorista y otras entidades, han hecho llegar su adhesión al comando huelguista y al Centro de Padres.

Todos quieren que ha la brevedad posible se dé termino a la construcción del nuevo hospital. Así quedará libre el inmueble que ocupa el actual establecimiento hospitalario, que una ley destinó a servir como local del Liceo. Pero pasan los años y los bloques del hospital permanecen a medio construir, sin que se note ninguna actividad de obreros en torno a ellos.

Reacción estudiantil

Para demostrar que las cosas no pueden ser así, los alumnos decidieron instalarse en el edificio del Liceo. Lo dejarán solamente cuando la promesa formal –por escrito, como dicen ellos- del Ministro de Educación que su petición será escuchada y que en un plazo prudente tendrán un edificio apropiado para asistir a clases.

La idea nació en ambiente de fiesta. Hace 10 días profesores y alumnos celebraron el tercer aniversario como establecimiento fiscal del Liceo. Realizaron un desfile con las calles céntricas. Concentrados en la plaza, pidieron que hablara el gobernador Juan Vergara. Este se refirió extensamente a los planes gubernamentales para los edificios educacionales que no consultan por ahora fondos para el liceo cañetino. Pero la duda quedó presente en las mentes juveniles, y decidieron forzar un pronunciamiento oficial. Ocuparían el edificio.

El gobernador adoptó algunas medidas al recoger rumores sobre el movimiento. La noche del martes pasado hizo rodear el inmueble con efectivos policiales. Los alumnos esperaron hasta el mediodía del miércoles. Estaban formados los piquetes de ocupación y distribuidos los puestos responsables. A las 13:15 horas realizaron la ocupación. Rápidamente fueron tapiadas puertas y ventanas. Ochenta muchachos se comprometieron a impedir la entrada a toda persona extraña, salvo a los amigos.

Un cordial recibimiento

Reporteros de este diario, acompañados por el diputado por la provincia de Arauco, Renato Lammermann Monsalves, penetramos hace algunos momentos al interior del edificio. Una ruta clandestina, que se extiende por propiedades vecinas, nos llevó al interior del recinto. Debimos salvar primeramente dos cercos mediante escalas. Desde una torre de vigilancia, dos vigías siguen con ojos atentos, cada uno de nuestros movimientos. Se hacen presente los jefes de la operación: Carlos Lautaro Pesso Pezo, presidente, Freddy Herrera, vicepresidente; jefe grupo A, Orlando Iñíquez; jefe grupo B, Freddy Herrera; Grupo C, Mario Bravo y Grupo D, Hugo Cumsille.

Cada puerta está guardada por una pareja de muchachos. Hay bromas, pero también caras serias. Los jefes explican pormenores del movimiento. Sólo saldrán si se les promete que se acelerará la construcción del hospital –iniciada en 1961- y que serán destinados fondos para levantar un edificio para el Liceo. Piden el reconocimiento como fiscal del 6º de Humanidades que funciona actualmente como particular. Quieren que su nuevo liceo disponga de internado y el nombramiento de profesores pedagogos en varios ramos. Reiteran con firmeza que su acción no tiene inspiración política.

Se trasluce en sus palabras mucha confianza y una sensación de orgullo en el porvenir que ellos mismos se pueden forjar. Los altavoces entregan instrucciones a las patrullas que guardan las distintas secciones.

Es poco más de mediodía. La comisión rancho recibe la comida que les hace llegar un grupo de alumnas que cocina fuera del establecimiento, en casas particulares: “Grupos A y B, que pasen a los comedores”, dice uno de los jefes ante el micrófono, indicando luego a los que deben reemplazarlos. El aroma apetitoso de los porotos apaga por breve rato el ruido de las conversaciones.

Recorrimos las mezquinas dependencias del Liceo de Cañete. En realidad, se trata de un edificio que no sirve para colegio. En las pequeñas salas deben estudiar los alumnos en jornadas alternas. En una esquina del pequeño patio se levanta una mediagua. Las letrinas para hombres no existen; se reducen a un amplio urinario de cemento. Un poco mejores son las reservadas a las alumnas. Una fosa séptica envenena el aire con sus emanaciones. En las frías salas, sobre una mesa los muchachos han acomodado sus camas; algunas son poco más que una payasa y un cubrecama, que les prestan protección contra el frío nocturno.

“Realizamos con gusto todos los sacrificios, para demostrar que estamos reclamando por algo justo”, expresan. Los ocupantes no pueden abandonar el establecimiento nada más que para proveerse de ropa. Adentro todo está limpio, pues hacen aseo dos veces al día. Perfecto orden hay en las oficinas del plantel que los alumnos utilizan como cuartel general. El teléfono les permite mantener unión con el resto de la población, que de muchas maneras les ha hecho saber su simpatía y apoyo.

El Liceo cuenta con 540 alumnos. Más de 100 debieron ser rechazados, por falta de cabida. Estas cifras demuestran la importancia que como centro cultural tiene Cañete. De los sectores rurales y pequeñas poblaciones cercanas acude la juventud a estudiar. Este afán ha comunicado una nueva tónica a la vida sedentaria de esta provincia, aislada junto al mar y a la Cordillera de Nahuelbuta. Ahora la cinta de concreto de las carreteras ha despertado de su marasmo. Junto a ello, su juventud se decidió a ocupar el lugar que le corresponde como futura fuerza de trabajo a nivel superior, base de engrandecimiento que todos ven venir.

Fotos históricas de la toma del Liceo de Cañete

Las siguientes fotografías aparecieron junto a la noticia que ocupó los titulares del Diario La Patria del día 10 de mayo de 1966.

HAY QUE DISTRAER LOS NERVIOS
El tiempo desocupado lo emplean los alumnos en leer, tocar la guitarra o trabajar en los dos pequeños bancos carpinteros" del taller de Trabajos Manuales. Los dos más chicos de los estudiantes ocupantes del Liceo aparecen en plena faena.

¡A LOS RICOS POROTOS!
Un jefe de grupo y su ayudante proceden a repartir los sabrosos porotos. Sus compañeras, que no pueden entrar al interior del liceo, los prepararon en una casa cercana, y se los hicieron llegar porescondidas rutas que serpentean por el interior de los sitios de predios vecinos.

POCA COMIDA Y MUCHA ALEGRÍA
esto es lo que parecen decir los menores del grupo A del Liceo de cañete mientras comen con mucho optimismo y muy poco pan, los porotos del almuerzo. Comen rápido pués deben reemplazar a sus camaradas que montan guardia.

LOS MÁS CHICOS PRIMERO
Los alumos menores comen en primer término, en el interior del Liceo de Cañete. Aquí vemos un grupo lavando sus platos una vez que dieron cuenta del contenido que no alcanz´ño a aplacar el hambre. ¡Qué le vamos a hacer -dijeron- otro día estará mejor el puchero!